martes, 23 de junio de 2009

Un comentario de Mariana Espeleta. (Gracias)

Can-didato Fidel: si la forma es fondo.

En torno a la falta de contenido en las campañas de los candidatos aspirantes en estas elecciones intermedias, muchos ciudadanos y ciudadanas se han preguntado consternados qué hacer con sus votos. Algunos han optado por anular tal voto y otros por elegir al menos peor, intentando con esto un voto de castigo para los más peores. En esta selección del menos peor, igualmente se han topado con un problema: Es imposible distinguirlos. Todos parecen PEORES. Aquí, como en muchos otros tipos de selección, al no poder basarse en contenidos, uno tiende a basarse en formas… traduciendo, uno tiende a elegir al que se ve menos peor. Sin embargo, en la ZMG esto también resultó un problema puesto que todos los candidatos (y hablo en masculino, nótese) Son horripilantes. Por horripilantes no me refiero a un canon estético superficial que los demandaría atléticos, bronceados y con mejores trajes… Me refiero simplemente a esa pinta de maleantes que tienen todos (ni siquiera se Salva Miguel Galán, a quien su apellido –ligeramente- ayuda). Si, a esa aura de mala sangre que los reviste y que parece reflejarse de alguna forma en su piel, en la silueta de su cuerpo, en su mirada… por más que sonrían en las fotografías, algo desagradable se trasluce en todo ellos, algo que suscita cierta desconfianza y genera una repulsa casi inconciente basada en su aspecto. ¿Será que en la política también se cumple esa premisa de la estética que dice que la forma es fondo?
Entonces, para nuestro alivio, surge de la ciudadanía un can-didato que independientemente de su fondo, nos alivia la sensibilidad estética con su forma. Me refiero a Fidel, un ejemplar perfecto, que con apostura sin contendiente posa para la cámara. Lo miro y no puedo evitar devolverle esa amplia sonrisa que me resulta de todas, la más sincera. Su pelaje, lustroso y limpio, parece también reflejar su disposición interna; su postura y su garbo demuestran seguridad en si mismo. Fidel, al saludar a sus simpatizantes, demuestra su afecto sin reticencias, menea el rabo de tal forma que toda su parte trasera se menea con él. El candidato de la perrada, puedo afirmar, carece de de la capacidad de ser hipócrita. Tal vez -como se le acusa- detrás suyo se muevan ciertos intereses políticos de objetivo desconocido y sin embargo, cuando uno le estrecha la pata y le mira a los ojos, el guapo can-didato es muy claro con respecto a si mismo: “lo que hay es lo que ves”, y lo que uno ve, es a un perro absolutamente hermoso.

Mariana Espeleta

4 comentarios:

  1. Me refiero simplemente a esa pinta de maleantes que tienen todos (ni siquiera se Salva Miguel Galán, a quien su apellido –ligeramente- ayuda).

    ja ja ja de poca madre... ja ja ja

    , el guapo can-didato es muy claro con respecto a si mismo: “lo que hay es lo que ves”, y lo que uno ve, es a un perro absolutamente hermoso.

    el can...didato... ja ja ja

    sigan asi...los felicito

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  2. Yo tuve un can de la misma raza que ya murio de viejo, y fue, con mucho, el mejor ser humano que he conocido.

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  3. Ese Fidel es puro amor, "buena nota para un buen candidato Mariana Espeleta" (Y)

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